Ramón Puig Cuyás. Joyas matemáticas.
Hace unas semanas me acerqué a la
inauguración de la exposición de Ramón Puig Cuyás en la galería Hilde
Leiss de Hamburgo, donde tuve la suerte de charlar con uno de los grandes
joyeros contemporáneos españoles y uno de los más reconocidos
internacionalmente, con obra en museos como el Victoria & Albert de
Londres. Aprovechando que vivo en Hamburgo no dudé en ponerme en contacto con
él y compartir algunos minutos de su tiempo, realmente me
parecieron pocos, pues su capacidad comunicativa no sólo se aprecia en sus
piezas sino también en su conversación.
Las piezas de Puig Cuyás son mucho más impresionantes al tenerlas en la
mano, donde puedes sentir su propuesta tridimensional con mayor rotundidad, que
lo cualquier foto puede expresar, es uno de los grandes innovadores de la
joya de autor tanto en el concepto como en el uso de materiales alternativos. Ramón
dibuja con metal y soplete, dibuja fórmulas matemáticas en el aire.
Sus trabajos más recientes han recuperado el color, que funde con metal negro en construcciones narrativas. En sus piezas podemos apreciar la vuelta del al joyero-pintor.
Sus trabajos más recientes han recuperado el color, que funde con metal negro en construcciones narrativas. En sus piezas podemos apreciar la vuelta del al joyero-pintor.
El catalán Puig Cuyás es maestro en dos sentidos, maestro orfebre pues
realiza obras maestras y maestro docente en la escuela Massana donde
empezó como alumno a final de los años 60 para convertirse unos años mas tarde
en profesor y con el tiempo en uno de los pilares de la escuela,
influyendo de manera decisiva en las últimas generaciones de joyeros en los
cuales ha dejado su impronta, su influencia es visible en
muchos talleres y galerías de joyas. Lamentablemente la escuela Massana
ya no contará con sus clases a final de este curso cuando se jubila
privando a futuras promociones de joyeros de sus conocimientos, pero no de su
obra, pues seguirá creando sus joyas artísticas en su estudio de Vilanova i la
Geltrú desde donde puede sentir el mar mediterráneo que tanto influye su
trabajo.
Para entender la fascinación que produce su obra nos ayudará saber
que el pasado año la fundación Loewe adquirió 27 de sus joyas,
reconociendo así, su excepcional e innovadora calidad artesanal al incluirlo en
#LOEWEprojects.
Os dejo parte de nuestra conversación que espero os resulta tan interesante
como me resultó a mí.
Ramon Puig Cuyas. Broche.
Jorge Rojas – Además de nuestra conexión sentimental con Alemania compartimos la pasión
por la joyería y por la docencia; ese privilegio de poder comunicar algunos de
nuestros conocimientos.
Como influye en el artista artesano el Ramón docente? Y que sinergias
fluyen entre ti y tus alumnos?
Ramón Puig
Cuyás – Es un hecho indiscutible que dar clases, y especialmente la materia de
proyectos y creación le obliga a uno a estar constantemente atento, a
reflexionar, a leer, a formarse permanentemente, a no solo ver, sino también a
interpretar lo que se ve. Yo nunca me he sentido como profesor, sino ante todo
joyero en activo, un creador que comparte sus procesos creativos, experiencias
y conocimientos del medio que le son propios con sus alumnos. Enseñar en una
buena escuela, con buenos estudiantes como los que yo he tenido la suerte de
tener siempre, me ha permitido, no solo experimentar con mi trabajo en
solitario en el estudio, sino también enriquecerme compartiendo las
experiencias creativas de todos y cada uno de ellos, participar de alguna
manera en sus creaciones. Hablando, discutiendo, criticando con ellos he
aprendido muchísimo, mi obra no habría crecido y madurado de la misma manera si
no hubiera sentido continuamente la responsabilidad que como maestro tenia
frente a mis discípulos.
Ramon Puig Cuyas.Broche.
Jorge Rojas – Que les comentas a tus alumnos cuando están terminando su formación en la
escuela Massana y tienen que empezar a transformar sus ideas en una
forma de vida, que les recomiendas para encontrar su espacio y conseguir
convertir su imaginación en ingresos económicos?
Ramón Puig Cuyás –Constantemente les recuerdo
que no deben ilustrar, representar o expresar sus sentimientos (Que es un gran
error y un gran malentendido), si no que sus obras deben ser sus sentimientos,
y deben provocar, hacer sentir en el espectador sus propios sentimientos, no
como un acto intelectual, si no como un acto de comprensión.
Que no hay creación sin una actitud de riesgo, y sin un profundo deseo de
conocimiento, de satisfacer la curiosidad. No tener miedo a equivocarse.
Que lo importante no es explicar, expresar, sino interrogarse a uno mismo.
Que la creación empieza donde las palabras acaban. Que las obras no deben
explicar nada, sino que nos deben acercar a encontrar respuestas para nosotros
mismos, y que al mismo tiempo nos propongan nuevos interrogantes.
Que la obra debe contener una tensión interna, si no, quedará muerta. Que
esta tensión debe provenir de la dialéctica entre conceptos contrapuestos, no
hay luz sin oscuridad, no hay vida sin muerte. Que no dejen la obra
absolutamente conclusa, acabada, sino que esté llena de potencialidades, para
que el espectador pueda concluirla, que la obra debe permitir múltiples
lecturas, debe sugerir múltiples interpretaciones, que cada nueva mirada
descubra algo nuevo.
Que para crear debe recurrir a su mundo íntimo, a sus experiencias y
recuerdos, a sus sentimientos, pero que debe lograr que su obra trascienda de
lo privado, (que no le interesa a nadie su vida) a lo universal, a lo
arquetípico, a lo común que compartimos todos los seres humanos. Que hay que
afrontar el acto de creación como un juego, con la actitud no racional de los
niños. Que hay que probar y volver a probar, combinar y recombinar las formas y
los materiales con los que trabajamos, sin esperar nada concreto, pero con una
actitud de búsqueda. Que para iniciar la creación es necesario tener una
hipótesis, pero que no importa si no sabemos definirla objetivamente y
racionalmente, aparecerá con el trabajo con las manos, Que quiero que piensen
con las manos.
Ramon Puig Cuyas.Broche.
Jorge Rojas – Las exposiciones de joyería artística se han multiplicado en los últimos
años, desde todos los rincones del planeta surgen obras magníficas, encuentros,
ferias, galerías que presentan a nuevos y consagrados autores. ¿Qué distingue a
una verdadera obra de joya artística de un simple objeto ingenioso?
Ramón Puig Cuyás – Las auténticas obras de joyería
artísticas suelen ser memorables, es decir, que no las olvidamos después de
vistas. Suelen causar en nosotros un poderoso efecto, una emoción, y a menudo
nos hacen sentir cómplices con el creador. Nos inquietan y nos interpelan, no
nos dejan indiferentes ante ellas. Una autentica obra de creación debe aportar
algo de nuevo, algo original, pero como yo siempre digo, original viene de
origen, del principio, es decir, será una novedad que hunde sus raíces en
la memoria, en la historia, para transformarla y darnos un comentario personal
y único de su creador. Una autentica creación siempre la sentiremos como un
fragmento de la intima biografía de su autor, y al mismo tiempo la sentiremos
como conectada a lo universal. Son estimulantes.
Los simples objetos ingeniosos, como tú dices, y otros de su especie, a
veces pueden ser divertidos, bonitos, pero no siempre, y seguramente los
olvidamos pronto. No dejan huella en nuestro espíritu, son como consumibles que
se desechan al instante siguiente. Por lo general nos dejan una molesta y
aburrida sensación de ya visto. La mayoría de las veces nos inundan de
banalidad y mediocridad. Yo los incluyo en la categoría de objetos que polucionan
nuestro entorno visual, y deberían ser tratados como contaminantes peligrosos.
Jorge Rojas – Dentro de la joyería contemporánea existen desde hace décadas
diferentes corrientes y definiciones, algunos de ellos utilizados de forma
contradictoria. Aunque son solamente etiquetas me gustaría saber cuál es para
ti, el significado de estos términos, ¿nos puedes dar algunas claves para
hablar con cierta consistencia de joya artística ,joya de autor , joya
contemporánea…?
Ramón Puig Cuyás – La joyería artística es aquella que tiene
voluntad para tratar con los problemas universales del arte y de la creación,
que comparte los mismos valores que el arte.
Que refleja una actitud inconformista, de desafío, de trasgresión, y que es
consecuente con un compromiso con las ideas sociales, políticas y culturales de
su autor en el contexto de su época. Por lo general, trata de romper con los
limites, los del autor, pero también con las convenciones sociales, ampliando
los horizontes de la propia joyería. Generalmente trata de encontrar un espacio
dentro de las artes contemporáneas pero sin renunciar a la función tradicional
de la joya. El joyero artista no separa el proyecto de la realización. La idea,
el proyecto el proceso de diseño y la construcción están unidos bajo las manos
de una sola persona, esta unidad entre la idea y la materialización da como
resultado una pieza única. El objeto que sale de sus manos es una forma de
compartir con los demás una experiencia sensible.
La joya de diseño es el de la producción seriada. Es una joyería que
intenta conciliar los presupuestos del diseño racional y del funcionalismo con
el encuentro entre el oficio y la producción seriada.
El método de la razón es su principal herramienta de trabajo. Aspira a la
regla y al sistema. El concepto dirige el proceso creativo. Con algunas
excepciones, presenta una división del trabajo, hay una jerarquía, a veces se
habla de “colaboración”, entre quién trabaja la idea y la concepción con los
artesanos o obreros especializados que finalmente van a ejecutar las joyas.
Está más vinculada a la moda y uno de sus objetivos para ser eficaz en el
mercado es crear una imagen o identidad de marca. Estas joyas son más producto
del pensamiento que de los sentimientos.
La joya de autor, es un término confuso que solo nos indica la voluntad de
autoría, pero no nos da información de si es un producto artístico, de
artesanía, de diseño o de joyería convencional.
La joyería contemporánea es la denominación que parece más aceptada
internacionalmente por el mundo académico y profesional, y es aquella que es
sensible y comparte los presupuestos artísticos y culturales de su tiempo, de
su época. Muchas veces se usa como un sinónimo de joyería artística. La joyería
de diseño, bien entendida y de calidad formal, también es joyería
contemporánea.
La que yo denomino joyería convencional, es la que podemos encontrar en la
mayoría de ferias y comercios del ramo, y por lo general quedan fuera de la
contemporaneidad. En realidad es una joyería anacrónica formalmente hablando,
pues sus criterios y valores son más propios del siglo XIX que del XXI. El
valor de los materiales, especialmente el oro y las piedras preciosas están muy
por encima de los valores de nuestra época. En general refleja un mundo muy
conservador y vacío de propuestas formales renovadoras.
Jorge Rojas – Para terminar y sabiendo la importancia que das al proceso artesano,
tengo curiosidad de conocer tu opinión sobre las joyas realizadas por medio de
programas de diseño 3D e impresoras?
En mi opinión, no son más que nuevas y sugerentes herramientas, pero no por
usar estas nuevas tecnologías vamos a ser más modernos y contemporáneos. En
realidad la mayoría de las veces se están usando para producir joyería
convencional, es decir, anacrónica. El peligro es que muchas gente se deja
atrapar por los retos técnicos, y mientras tanto se olvida de la poesía que es
lo realmente importante. Pienso que en buenas manos, es decir, manos capaces de
pensar, pueden abrir nuevos campos a la creación, pero de momento he visto
pocos resultados que tensionen y cuestionen los límites de estas tecnologías
para crear obras interesantes con propuestas personales e innovadoras.
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